La temperatura juega un papel importante, especialmente durante una serie de análisis. Cada solución tiene un coeficiente de expansión térmica específico. El coeficiente se define como tal:
V = V0 ∙ (1 + γ ∙ ∆T)
Dónde V corresponde al volumen a una determinada temperatura, V0 al volumen nominal, γ al coeficiente de expansión térmica (en 10-3k-1), y ∆T Corresponde a la diferencia de temperatura entre la temperatura del volumen nominal (V0) y la temperatura medida (en K).
Dependiendo del coeficiente de expansión térmica (γ), mantener constante la temperatura de la solución podría ser un punto crítico. Por ejemplo, el n-hexano tiene un coeficiente de 1,35. Suponiendo que la solución es de 1.000 L a 20 °C y el entorno ambiental es de 25 °C, el volumen de la solución es de 1.007 L a esta temperatura. Esto corresponde a un error del 0,7%.
Por lo tanto, el coeficiente de expansión térmica de una solución puede ser un factor lo suficientemente importante como para regular la temperatura en el laboratorio y obtener resultados reproducibles.